Melvi Fernanda Nájera Quezada

“Mi hija siempre quiso cosas buenas para su hijo, y tuvo que pagar un precio muy caro para que él las pudiera tener ahora”.

María de los Ángeles Quezada
Madre de Melvi Fernanda Nájera Quezada

Las investigaciones fiscales indican que Melvi Fernanda Nájera Quezada, de 23 años, fue asesinada el jueves 31 de enero de 2019, el mismo día que Michael Alejandro Castillo Murga, papá del niño hijo de Melvi Fernanda, los llegó a traer para salir juntos a compartir. El cuerpo de Melvi Fernanda fue encontrado el 1 de Febrero de 2019, con múltiples lesiones causadas por arma blanca. Cuatro días después fue encontrado el niño de un año y siete meses de edad, abandonado en la finca San José, del municipio de Ataco, donde se cometió el crimen. Los médicos estimaron que el niño estuvo más de ochenta horas sin comer y sin beber agua, por lo que permaneció ingresado en un hospital durante dos semanas y luego fue entregado a la abuela materna, quien afirma que el niño ha recibido tratamiento psicológico después de vivir esa situación.

La Fiscalía General de la República giró instrucción de detención contra cinco personas acusadas del asesinato de Melvi Fernanda, pero solo logró detener a Jacqueline Alejandra Martínez Herrera de 18 años, novia del agresor, y al médico Roberto Arturo Valdivieso López de 57 años, ambos acusados de fraude procesal al haber alterado las investigaciones.

Sin embargo, posteriormente, según la familia de la Melvi, han quedado en libertad. La Fiscalía también acusa a Edith Carmen Rivas de Murga y Donald Augusto Valdivieso López por el delito de fraude procesal, sin embargo no fueron apresados. A Michael Alejandro Castillo Murga la Fiscalía lo acusa de Feminicidio Agravado y fraude procesal, él se encuentra prófugo.

Melvi Fernanda Nájera Quezada o “Ferchi”, de 23 años cuando fue encontrada asesinada, era la menor de 4 hermanos. Su madre la recuerda como una niña “hiperactiva, autosuficiente y que no gustaba de ir al kínder”. Fue una adolescente y joven muy sociable, tenía muchas amistades, le gustaba jugar softbol y fútbol; también gustó de practicar danza folklórica y bailar. “Lo que nunca le gustó fue participar como cachiporrista en los eventos cívicos” explica su madre.

Melvi inició estudios de Mercadeo, pero posteriormente realizó un curso de cocina y su mayor sueño era “darle lo mejor a su hijo”. La madre sostiene que la única razón por la que Melvi mantenía comunicación con el papá del niño era por la esperanza que éste le daba de reconocerlo. Ahora son los abuelos quienes protegen al niño. Se sostienen a través de una pequeña tienda, que lleva por nombre Mateo, como su nieto.

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